miércoles, 21 de julio de 2010

Un día jarto.

Hay días en que me odio, hay días en que no me soporto, que no me quiero oir, que no me quiero ver, hay días que soy una persona que no me gusta y no son pocos esos días.

Esta claro, no soy una persona feliz, tampoco me interesa serlo, prefiero la tranquilidad a la felicidad, la tranquilidad que se puede encontrar tirado en una hamaca ron en mano, oyendo de fondo las olas y con un son cubano girando en el ambiente o esa tranquilidad que es más escasa, la que se encuentra adentro de la piel, la que me hace respirar mas despacio, la que me hace dormir profundamente y la que me hace vivir sin afán, esa que he conocido pocas veces.

No dejo de complicarme la vida y de echarme cantaleta, no dejo de sacudir mi tranquilidad cuando veo que por mi estupidez, pereza, miedo se pasa por en frente de mi pronunciada nariz un chance que pudo suponer un cambio interesante para esta modorra, pero se va como llega.

Me ha pasado una vez, otra vez y veinte mas y como soy tan bruto como burro chiquito, no aprendo.

Admiro la gente que es capaz de cambiar sus miedos por fortalezas, que agarran sus defectos y los convierten en cualidades, los admiro aunque no les creo completamente, me dejan dudas sus actos, siempre he creido que esas raices de comportamiento no cambian, por lo menos para mi es muy dificil cambiar, yo soy el mismo perro pero con peluca y por eso siento que la historia se repetirá.

Definitivamente cada vez estoy mas emo, que joda.